Comodidad y comunidad - Victoria Rodríguez


La comodidad es entendida ampliamente como aquello que facilita una vida a gusto. Esto suena bien, pero me atreveré a afirmar que dentro de una visión de esta, viciada y muy distribuida, se esconde cierta peligrosidad (sobre todo la concepción de comodidad que podemos tener desde la ciudad), por ejemplo el convertirnos en personas prisioneras de nuestros deseos de seguridad y confort, de nuestras necesidades, desde las más genuinas como de las que adquirimos como consumidanos (ciudadanos-consumidores).
La comodidad, o mejor dicho, la aspiración a lo propagandeado como comodidad sirve más como un anestensiante para sobrellevar e ignorar dócilmente las dificultades de la vida cotidiana, incluso las penurias, que para realmente llevar una vida a gusto.
¿Qué estoy tratando de decir? No todos, tampoco la mayoría, pueden alcanzar el paradigma de ‘comodidad' consumidano.
Es la mayoría quienes trabajando en el epicentro de la burocracia, del fetichismo de la mercancía, duermen poco, viven la mitad del día trabajando y la otra en el transporte público; somos la mayoría bombardeada por la publicidad frívola que nos inyecta aspiraciones que lejos de ubicarnos en la búsqueda y reclamo de una vida digna y a gusto, nos sumergen en el automatismo sin extrañarnos de nada, endeudándonos para poder ver la novela y el juego en las dos horas y media de tranque, envenenando nuestro estómago con comida innombrable para luego enfrentarnos a la ineficiencia si queremos curarnos, llenándonos de temor o rabia con nuestros hermanos y de admiración para quienes nos someten.
¿Y entonces qué? Pues, comenzar a desparasitarse de ese concepto de comodidad que va muy ligado siempre a un aspecto material consumista de la vida y la cual beneficia a unos pocos sobre los muchos.
Como igual no podemos desentendernos de esta terrible rueda en la que estamos montados, buscar el caminar atentos, ir al encuentro de alivios psicosomáticos (físicos y mentales) en contrapeso al bombardeo antes dicho, cuidar de nosotros mismos, mirarnos siempre en el otro y comenzar a pensarnos para construir comunidad y comodidad, al menos con las personas más cercanas.
AMANTES DE SOFIA
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