La perversidad de un crisol de razas. Por: Fernando Vásquez


La expresión ‘crisol de razas’ parece derivarse de la expresión inglesa ‘the melting pot’, la cual sirvió al escritor británico de origen judío Israel Zangwill para titular su famosa pieza teatral en la que describe la vida de una familia de ruso-judíos que migran a los Estados Unidos huyendo de la masacre y persecución en contra de los judíos que tuvo lugar en la Rusia imperial del siglo XIX. En dicho drama, Estados Unidos es descrita como el ‘God’s Crucible’ (el crisol de Dios), en la que todas las etnias provenientes de Europa con sus lenguajes e historias, odios y rivalidades, a causa del fuego de Dios, se funden y toman una nueva y única forma. Es esta, en suma, la forja de lo estadounidense.
Por otro lado, si nos fiamos de la opinión de la antropóloga panameña Ana Elena Porras (Cultura de la Interoceanidad, 2009), la expresión ‘crisol de razas’ parece tomar relevancia en el ámbito de las letras panameñas hacia la década del 90 y se presenta como una especie de metáfora que intenta dar cuentas de aquello que Panamá es. Dicha metáfora, ha sido desempolvada e institucionalizada por el Estado panameño recientemente, dándole nombre al proceso de ‘regularización’ del estatus migratorio de miles de extranjeros que llegan a Panamá esperando encontrar mejores días.
Más allá del sentido cándido y utópico de ‘mezcla’ o ‘integración’ que tiene la frase para algunos intelectuales panameños, su sentido original, y que se deriva de la obra de Zangwill, supone la anulación de las diferencias, la reducción de diferentes culturas, idiomas y modos de vivir a uno solo, del que, parafraseando el concepto aristotélico de sustancia, ‘todo lo demás es atributo, no siendo él atributo de nada…’ Es decir, la idea de ‘crisol de razas’ es negación de todo pluralismo, es decir, desdice aquella máxima que dice que ‘no existe una única y mejor manera de vivir. De allí su carácter perverso.

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