Las consecuencias económicas del Sr. Varela. Por Juan Jované


En el año 1925 John M. Keynes público un artículo titulado “Las consecuencias económicas de Mr. Churchill”, refiriéndose al impacto que tendría la decisión de este último de devolver a Inglaterra al Patrón Oro. Con esto se instituyó la tradición de utilizar el modelo de Keynes para criticar a aquellos mandatarios que, en distintos lugares y momentos, han llevado adelante políticas económicas inadecuadas y costosas para sus pueblos. Entre los más recientes artículos desarrollados en eso está vena se encuentran el ensayo desarrollado por Joseph Stigliz con el título “The economic consequences of Mr. Bush”, así como el escrito por Paul Krugman bajo el título de “The economic consequences of Mr. Rajoy”. Los últimos hechos registrados en la economía panameña, así como las recientes declaraciones del Sr. Presidente de la República, ameritan referirse de las consecuencias económicas del Sr. Varela.
Las nuevas cifras del Instituto Nacional de Estadísticas (INEC) han mostrado que en el primer trimestre de este año la economía panameña creció a una tasa anualizada del 5.9%, mientras que la misma tomó un nivel de 5.8% en el segundo trimestre. En ambos casos se observa una clara y notable desaceleración de la economía con respecto a lo que fueron los años previos. Se trata de un hecho conocido, el cual también llama la atención sobre la pésima calidad de las proyecciones del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), el que en su “Plan Estratégico de Gobierno 2015-2019” previó un crecimiento del 6.5% durante cada uno de esos año.
Si bien es cierto que existe un complicado panorama externo, lo cierto es que la desaceleración se siente básicamente en los sectores que atienden el mercado interno, donde el gobierno podría actuar para mejorar la acción, siempre y cuando contara con una política adecuada, así como con la suficiente capacidad de ejecución. Este es el caso del sector agropecuario con un incremento anualizado de apenas 0.1% y del sector industrial con una expansión de solo el 0.3%. El problema no se centra solo en estos dos componentes de la producción material, ya que también llama la atención la baja del crecimiento de la construcción, la que mostró una dinámica de 30.9% el segundo trimestre de 2013 y ahora apenas crece en 4.5%, mostrando la incapacidad del actual gobierno de poner en marcha las necesarias obras de infraestructura.
Muchos economistas, como es el caso de Partha Dasgusta, destacan que la economía para funcionar bien necesita de un alto componente de confianza, incluyendo aquella que generan los gobernantes. Es por esta razón que estos deben, en todo momento, hablar con la verdad objetiva. En este aspecto el Presidente Varela le ha hecho un grave daño a la credibilidad de los gobernantes de nuestro país, al declarar que la economía del país crece entre 6.5% y 7.0%, siendo esto completamente falso, como también es falso que la tasa de desempleo sea de 4.0%. El INEC calcula la tasa de desempleo total en 5.2%. Además, de acuerdo a su última medición, el 39.1% de los ocupados no agrícolas son informales.
Uno de los elementos que más preocupan sobre la economía panameña es la prevalencia del factor corrupción, el cual llegó a un nivel capaz de comprometer el propio desenvolvimiento de la economía. Es por eso que durante la última campaña, prácticamente todos los candidatos a la presidencia, incluyendo al actual mandatario, se comprometieron a luchar por su erradicación. Lastimosamente estas promesas no se han concretado. Lo cierto es que, de acuerdo a la experiencia y la información disponible, hoy es claro que la actual administración muestra claros signos de corrupción y falta de transparencia.
Si se recuerda que las instituciones son reglas del juego, que se apoyan en una estructura de incentivos y que cuentan con un mecanismo de forzoso cumplimiento, se puede concluir que el mayor daño de la actual administración le está haciendo al país y la economía es su práctico desprecio por los cambios institucionales necesarios para combatir la corrupción. El hecho que sigan vigentes instituciones tan perversas como lo son el Programa de Ayuda Nacional, el cual apenas va a cambiar de nombre, así como la actual Ley de Contrataciones Públicas, muestran claramente esta lamentable situación.
Para quienes constituimos la verdadera fuerza independiente del país debemos seguir con la labor de hacer conciencia sobre un gobierno que cada día empuja más el país hacia el estancamiento, a la vez que sigue manteniéndolo sujeto a la férula de la cultura de la corrupción.

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