Las venas abiertas del inolvidable Eduardo Galeano. Por. Félix E. Villarreal V.



Al cumplirse el primer aniversario del fallecimiento de Eduardo Germán María Hughes Galeano1destacado periodista y exponente emblemático de la literatura e intelectual de la izquierda Latinoamericana; me permito desarrollar algunos párrafos que apuntarán a describir, aspectos, pasajes y en cierto modo vivencias de este Uruguayo, que ha sido referente para millones en la formación de la conciencia social, y el gran autor de la obra universal “Las Venas Abiertas de América Latina”, literatura que fue prohibida y perseguida en su momento por las Dictaduras Latinoamericanas.

Aquel joven militante, revolucionario y bohemio, cuyas obras trascendieron las fronteras de los cinco continentes; a raíz del golpe de estado encabezado por Juan María Bordaberry y los militares aquel 27 de junio de 1973, se vio obligado a dejar su Uruguay  y exiliarse en la Argentina natal del “Ché”; y desde allí continuó su labor intelectual publicando diversos escritos aportando de esa forma a la cultura y a la conciencia social de los pueblos latinoamericanos hasta volver a su tierra natal doce años después, en 1985.

Sobre su vivencias inolvidables y la relación fraternal en el exilio de aquella Argentina que le abrió los brazos como a un hijo, y donde continuó su tarea como escritor universal, Galeano, en una de sus visitas a ese país dijo: “Aquí tuve la sensación, y además sentí, que las palabras pueden tener dedos, es decir, que tocan a quien las lee y que esa relación casi física de la palabra con el lector vibra con mucha intensidad. Esto lo siento cada vez que cruzo el charco y me reencuentro con ese país que también siento que es mío”.

Aquel militante convencido con un ideario latinoamericano que lo llevó desde muy joven a recorrer los poblados de su patria como integrante activo de la juventud revolucionaria y socialista; talvez nunca pensó que “Memoria del fuego" y "Las venas abiertas de América Latina" serian dos de sus libros más famosos, que traducidos a varios idiomas, sin lugar a dudas desbordaron ampliamente los límites de la literatura latinoamericana e incidieron grandemente en el accionar de muchos intelectuales académicos, progresistas y en los movimientos sociales de América Latina.

Galeano siempre decía: “No escribo para mí, escribo para comunicarme con otros para llegar a otros que van a ser mis amigos, aunque no los conozca todavía”. Por eso se destacó como un gran escritor emblemático de una época forjada entre sueños revolucionarios e ideales; donde supo plasmar en sus escritos ese sentimiento que sacudió a más de una generación comprometida en la lucha por un mundo mejor y más humano, en la búsqueda también de aquel hombre nuevo planteado por el Ché.

Silvina Friera, periodista Argentina, describe a Eduardo Galeano como aquel hombre de “Voz inolvidable, modulada y cautivamente, tan latinoamericana como universal, que fue la compañera de las pasiones políticas y literarias de muchas generaciones”. Por lo que, sus escritos siguen siendo referentes e inspiradores del pensamiento crítico y cultural en muchos pueblos del mundo. 
     
Muchos escritores y contemporáneos que le conocieron, plasman en sus escritos y en testimonios que Galeano, antes de convertirse en un intelectual universal, y destacado luchador social de la izquierda latinoamericana; como todo un hombre digno y humilde, fue obrero en una fábrica, fue mensajero, pintor, mecanógrafo, caricaturista y hasta cajero de un pequeño banco en su Montevideo natal. Es decir, nació, creció y convivió en el mundo de los explotados y excluidos.

El hombre que en los años sesenta comenzó su carrera periodística, trabajando como editor en el semanario Marcha y años después en el diario Época, logró en el tiempo que sus obras se distinguieran por trascender posiciones ideológicas y políticas, en  los géneros cristianos y ortodoxos; que combinados en la secuencia de su redacción entre drama, ficción, amor, cuentos, historias, o descriptivos en el análisis educativo, político, económico, social, ecológico o coyuntural; se convirtieron en referentes, formativos y esperanzadores para los pueblos en su luchas anti sistémicas y por un mundo mejor.

El periodista Brasileños Eric Nepomuceno, describió a Galeano como “un indignado permanente frente a las injusticias, las humillaciones de un sistema basado en la desigualdad extrema, los desmanes que destruyen al planeta. Supo entender, que es ese mismo sistema de injusticias que aniquila futuros y esperanzas, es el que destroza la vida en todas sus formas y dimensiones”.

Es por ello que la visión de Galeano por una América Latina unida, frente a la adversidad, fue una señal de esperanza y se vio reflejada en sus textos narrativos que se describen claramente en los contenidos de sus obras conocidas como "Los días siguientes", los relatos de "Vagamundo", "El libro de los abrazos", "Patas arriba: La escuela del mundo al revés" y una carta al futuro trabajada y publicada en el año 2011.

Horacio Gonzáles, Sociólogo, ensayista e investigador argentino, expresó en su momento que: “Galeano en todos los escenarios, tenía una fuerte presencia en la lectura y en el análisis del momento. Presentaba la historia como una mixtura permanente entre la fuerza de las cosas y la ternura con la que había que encarar todo cambio social. En ese sentido, su escritura fue eco de la idea de ternura que tenía Guevara, conjugándola con la idea de la lucha irreversible y contundente”.

Definido por los cubano como "un recuperador de la memoria real y colectiva sudamericana y un cronista de su tiempo", a la ocasión de otorgársele el Doctorado Honoris Causa de la Universidad de La Habana en 2001, el escritor uruguayo agradecido de ese pueblo heroico dijo: "He amado a esta isla de la única manera que es, digna de fe, con sus luces y sombras". Reconociendo de esta forma la dignidad inquebrantable por mantener su revolución.

Las venas abiertas, de aquel inolvidable hombre que la periodista Stella Calloni lo describe como el intelectual que “no solo escribió lo que vivió, sino que asumió el desafío de vivir lo que escribió”, desde nuestra visión, continuarán vigentes en el pensamiento crítico de los actores sociales del mundo, en el ideario de los intelectuales orgánicos, progresistas, académicos, en la cultura, el arte y en la literatura, en las universidades, en las calles, en los barrios, en el campo, en las comunidades indígenas, en los excluidos, entre otros; que desde sus trincheras en su accionar, reconocerán por siempre ese gran aporte y legado dejado por aquel Eduardo Galeano que el ex presidente Uruguayo, José Pepe Mujica en su momento describió como “un elegido que a lo largo de los últimos 40 años nos dignificó en América Latina” y como “un autodidacta que se fue puliendo a sí mismo y masificó una cultura difícil de encontrar en un universitario”.

1. Eduardo Germán María Hughes Galeano, falleció el 13 de abril del 2015, en Montevideo, Uruguay.

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