Un país sin proyecto. Por: Abdiel Rodríguez Reyes


Hace poco la periodista Ana María Pinilla le preguntó en una entrevista a Nils Castro que si había un proyecto de país en donde estuvieran incluidos todos los panameños, al cual respondió que en Panamá “dejo de haber un proyecto de país hace ya buen rato” (goo.gl/CwN9Mn). Al menos en los últimos dos quinquenios hemos visto como el país paso a ser visto como corrupto; el detonante fue la investigación de los periodistas alemanes Bastian Obermayer y Frederik Obermaier que titularon Los papeles de Panamá y tuvo resonancia en los medios de mayor impacto a nivel mundial.

La mayoría de los gobiernos post invasión, para delimitar, no quiere decir que antes fuese diferente, mejor o peor, han visto la política como un medio para hacer negocios, unos más que otros, pero esa es la práctica habitual en nuestra clase política.

En esa misma dirección, de alertarnos sobre esa falta de un proyecto; también recientemente, en una entrevista, Marco Gandásegui señaló que “el problema que tenemos en Panamá es que no hay agenda, nadie quiere discutir los problemas nacionales” (goo.gl/QnuWWf). Ni la oposición ni la sociedad civil tampoco estarían interesados en establecer una agenda común y real que encare los problemas nacionales más acuciantes.

La sociedad en general muchas veces se empantana en discusiones triviales que son inoculadas para precisamente no encontrar un rumbo. Lo más preocupante de lo que señala Gandásegui es que ni tan siquiera la academia estaría preocupada por discutir los problemas nacionales.

Tanto Castro como Gandásegui estarían de acuerdo en afirmar que en Panamá no hay un proyecto de país que encare los problemas nacionales, e incluso internacionales. Un proyecto de país tiene que ser el resultado de la inclusión de amplios sectores de la sociedad mediante una dirección plural y participativa que exprese sus propias preocupaciones, problemas y anhelos, que no se han solucionado o alcanzado, tanto por falta de voluntad como de capacidad.

Si bien no damos ese paso definitivo que nos dejaría caer al abismo, y así siquiera empezar de nuevo, estamos normalizando la condición de letargo de no tener un proyecto de país.

Entrevista a Nils Castro
Entrevista Marco Gandásegui

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