Ricaurte Soler. Por: Abdiel Rodríguez Reyes
Dos experiencias personales marcan mi interés
por Ricaurte Soler. La primera fue cuando visité la UNAM para una
cita con Horacio Cerutti, el cual estaba justo en la entrada
del CIALC con Mario Magallón Anaya, cuando empezamos a hablar, ambos
recordaron con cierta nostalgia a Ricaurte Soler y Chuchú Martínez. La segunda
fue en Chiriquí, andaba con unos amigos que se iban a encontrar con Dimas Lidio
Pitty(†) para tomarse un café, al presentarnos, lo primero que me dijo fue que si yo estudiaba Filosofía, debería
conocer la obra de Soler, dándome a entender que si no era así, no tenía derecho al café, por suerte era una
broma. Eso creo!....no le pude preguntar, al año siguiente murió.
Desde aquel entonces me puse a leer
a Soler. Poco o nada me habían hablado de él. Me percaté que no había
ningún estudio sistemático de su obra. Recientemente en el camino nos
encontramos con trabajos que empiezan a llenar ese vacío, en particular el de
Miguel Montiel: Ricaurte Soler. La cuestión de la Identidad Nacional y
Latinoamericana. Eupan. 2013, y el capítulo que le dedicó Pulido
Ritter en Filosofía de la nación romántica. Inac. 2008.
También el excelente libro bibliográfico de Ulises Álvarez Murgas, entre varios
opúsculos, capítulos de libros y artículos interesantísimos como el de Briseida
Allard, Julio C. Moreno Davis, Alfredo Figueroa Navarro, Miguel Ángel
Candanedo, Adalberto Santana, José Ismael Quiroz, Fernando Rey del Corral,
Olmedo Beluche, José Ángel Espinoza y Rubén Rodríguez Patiño entre otros, además
podemos encontrar referencias en secciones de antologías, por ejemplo en: Personajes
latinoamericanos del siglo XX. Unam. 2006. Y, El
pensamiento filosófico latinoamericano del Caribe y “latino” [1300-2000].
Siglo XXI. 2011.
Así que, leer a Soler además de lo enriquecedor de
su pensamiento, me sirvió de catarsis para darme cuenta de que a veces no le
presto la debida atención a los autores
nacionales. Podríamos decir hoy que Soler es un clásico,
que no termina nunca de decir lo que tiene que decir, que se sacude del
polvillo de la coyuntura, y que su lectura siempre es de descubrimiento. Es la
referencia ineludible del Pensamiento Crítico en Panamá en el siglo XX. Habrá
que releerlo bajo las nuevas condiciones y correlaciones de fuerzas políticas
en el siglo XXI. Lo mejor para recordar a un pensador es leerlo
críticamente en contexto para sacarle el jugo a sus ideas.
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