Un planeta para todos!. Por: Ariel Rodríguez-Vargas
Proyecto Primates Panamá
22 de Abril de 2020.
Hoy es el Día Mundial de la Tierra. Hace más de un mes un silencio y un vacío
de actividades humanas se tomó los pueblos y ciudades del mundo. Es la especie humana
confinada en sus hogares y desalojada, incluso a la fuerza, de las calles,
plazas y espacios públicos. Es la figura de los efectos de una pandemia de un
síndrome respiratorio denominado COVID-19 que azota al mundo y lo tiene casi de
rodillas. La gente siente temor de enfermarse o de enfermar a sus seres
queridos vulnerables al virus SARS-CoV-2. Es una epidemia que ha golpeado a
todo el mundo y amenaza con hacer estragos en países que ya sufren de mil
calamidades y otras epidemias endémicas letales. Los números de COVID-19
todavía son irrisorios a los millones de muertos de malaria en África y Asia en
los últimos 20 años. Que la ciencia y la conciencia política mundial hagan su
trabajo.
Los ecosistemas con
todos los elementos biólógicos y abióticos son la base de la vida humana en el
planeta. Recordemos que la humanidad como tal, llegó al planeta cuando el
paraíso o el ecosistema estaba listo para recibirnos. El recibimiento no es
gratuito. Muchos o millones de seres son parásitos y depredadores y nosotros no
estamos exentos de ser víctimas de ellos. Hemos aprendido a intimidar a los
macrodepredadores, pero aún no dominamos, ni conocemos a los enemigos más
terribles de la humanidad: los virus y otros microorganismos infecciosos. Ellos
son los verdaderos reyes del planeta. Se acaba la especie humana y ellos
seguirán en la biosfera, incluso cristalizados.
No hay opción, hay que
aprender a convivir con todos los seres vivos del planeta. Hay que respetar sus
espacios, sus ambientes y mantener la distancia de aquellos que no han
evolucionado a vivir cercano a nosotros. La humanidad se ha enseñoreado sobre
casi todo lo existente en el planeta, le ha perdido el respeto a la naturaleza,
pero en muchas ocasiones, ella es capaz de devolverle la afrenta.
Durante el último mes
de cuarenta total en el mundo, muchas especies de la vida silvestre han
regresado a los lugares donde las actividades humanas los habían desplazado
desde hace décadas o cientos de años. Así vemos en las calles de ciudades
vacías, desde cabras de montaña en Gales, zarigüeyas en Colombia, alces en
Canadá, venados en Japón, hormigueros en Brazil, linces en España, jabalíes en
Alemania, gamos en Inglaterra, etc. Este momento fugaz es un telón de enseñanza
moral y ambiental que nos debe llevar a la pregunta: ¿Qué hemos hecho en el
planeta? ¿Somos los dueños absolutos del mundo? ¿Quién reparará nuestros daños
ambientales? ¿Es justo y bueno destruir por vanidad humana, la naturaleza?
¿Vale la pena convertir todo un ecosistema en un gran potrero o en un inmenso
cultivo de arroz? ¿Por qué no pensamos que el planeta es para todos y que todos
los seres necesitan conservar espacios vitales para su supervivencia?
La vida silvestre que
conocemos en el planeta lucha por su supervivencia de manera instintiva e incluso
razonada como ocurre con algunos primates. Al igual que los humanos, ellos
deben defenderse de los enemigos naturales. Además, ellos están expuestos a mil
patógenos, algunos letales que diezman sus poblaciones e incluso las pueden
extinguir. Por ejemplo, los murciélagos como especies han logrado sobrevivir
durante millones de años al ataque de innumerables especies de virus, bacterias
u hongos. La naturaleza dura es implacable y también es implacable cuando el
hombre abusando de su condición de especie dominante invade los espacios
silvestres, más allá de lo debido o de la ética.
Sirva este día para
recordarnos a todos, que la Tierra es un lugar para todas las especies
existentes, es un planeta para todos, y es nuestro deber como especie humana,
coadyuvar en educar a las nuevas generaciones, a respetarla, protegerla y nunca
ser abusadores de ella, ya que las consecuencias de los abusos terminan siendo
asoladoras. El humano tiene espacios de acción suficientes para desarrollarse
plenamente y el día que aprendamos a ponernos límites como especie, con
conocimiento, leyes, ética y valores, ese día estaremos construyendo una
humanidad con futuro bueno y armonía natural.
Todos a favor de la
madre Tierra y nunca contra ella.
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