Roberto Arosemena Jaén †
El domingo
por la noche ya teníamos noticias de que el doctor Roberto Arosemena Jaén había
fallecido y el lunes confirmábamos la lamentable noticia. No recuerdo otro
profesor que haya influenciado tanto en nuestra generación en Política (en
mayúsculas) como el doctor Arosemena. Tenía toda una trayectoria de lucha
contra el régimen militar. Compitió con Gustavo García de Paredes por la rectoría
de la Universidad de Panamá. Es decir, el doctor Arosemena no solo era un teórico,
sino también un hombre de acción.
El doctor
Arosemena era experto en Xabier Zubiri, del cual sabía todo, pero también sabia
un poco de todo. Tengo la impresión que al final se vio impregnado por la
Hermenéutica, sus últimos cursos los dedicó a Paul Ricoeur. En los últimos seis
años escribió dos libros de historia —Panamá:
Nación sin Estado y Bajo el yugo de dos tratados— que guardo cuidadosamente con sus
respectivas dedicatorias. Son testimonio de sus ideas siempre contra del
militarismo y el torrijismo. Era un fogoso columnista en La Prensa.
El doctor
Arosemena me dirigió el trabajo de graduación de licenciatura en Filosofía.
Cuando ya había terminado mis cursos y solo me faltaba el trabajo, se acercó y
me regaló un libro: era Sin fines de lucro de Martha Nussbaum, me dijo
ten, es lo que te gusta, esos liberales izquierdistas, aun no sé qué me quiso
decir el maestro con eso, ya que eso me suena como un oxímoron. Al final de
cuentas hice mi trabajito sobre ese libro (e incorporando algunos supuestos de
la Teoría Crítica), desde aquel entonces Nussbaum es una de mis autoras de
cabecera. El día de mi defensa para optar al título de licenciado en Filosofía,
el tribunal estaba integrado por Urania Ungo y Miguel Montiel (actualmente
profesor emérito) y, por supuesto mi director, al final saque A, pero la
calificación más baja fue la de mi propio director.
Al final del
recorrido el doctor Arosemena me parecía bastante conservador, pero eso no le
quita ni un ápice al respeto que le tenía. Cada vez más transitábamos en
veredas ideológicas opuestas, pero el diálogo continuaba. Lo vi el año pasado
frágil pero lúcido, estaba anuente a la coyuntura y continuaba fiel a sus
ideales. Ha dejado de existir un gran filósofo.
Abdiel
Rodríguez Reyes
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