Ricaurte Soler, a 25 años de su fallecimiento
Al
entrar a la casa de Ricaurte Soler nos recibe la viuda María Esther Mendizábal
de Soler, en la sala está su retrato que le obsequió el pintor Alberto Dutary.
Este 14 de agosto se conmemoran 25 años de su fallecimiento. En 1994 lo
encontraron descansando para siempre en su escritorio luego de un fulminante
ataque al corazón. Así moría el más grande pensador panameño de la segunda
mitad del siglo XX. Dejó un enorme legado y vacío aún por llenar.
Dos ilustres intelectuales de nuestro medio han contado una misma
anécdota. Soler en la década del setenta llamó en su libro Panamá, Nación y Oligarquía 1925-1975, bonapartista al régimen
militar. Según cuentan esto desconcertó al general Omar Torrijos, quien llamó a
sus colaboradores para que le explicaran que significaba eso de Bonapartismo.
No dudaron en responderle que se trataba de un proceso revolucionario. Allí
estuvo por supuesto Chuchú Martínez, guardaespaldas de Torrijos y amigo íntimo
de Soler, ambos compartían placeres: entre la lectura, el cine y por supuesto
los libros. Chuchú le dedicó Mi general
Torrijos y Soler le dedicó Historia
de la ideas en América. Intelectuales singulares: Soler un tipo marcial, Chuchú
jovial.
En un artículo el sociólogo Enoch Adames llamaba la atención sobre la
falta que hacía Soler para comprender los problemas teóricos de fondo, ante
tanta superfluidad. No fue otro pensador sino Soler quien en su entrega a la
academia y al pensamiento crítico hizo aportes fundamentales en nuestro medio para
comprendernos, así podemos leer, por ejemplo, la formidable obra Formas ideológicas de la nación panameña.
Desde su trabajo de licenciatura en la década del cincuenta rescataba el
pensamiento panameño del siglo XIX y en París de forma pionera estudiaba a
fondo una de las corrientes de pensamiento fundamentales, de allí surgió El positivismo argentino. Soler quien
también puso sobre la mesa un texto de Justo Arosemena fundamental para las
Ciencias Sociales, Apuntamientos para la
introducción a las Ciencias Morales y Políticas, cuatro años antes que el Discurso sobre el espíritu positivo de Augusto
Comte. Tenemos una deuda impagable con Soler al no contar con una edición crítica
de sus obras completas, sólo así podremos retribuir lo que tanto aportó este augusto
pensador. Ojalá nuestras instituciones públicas atiendan esta empresa.
Docente universitario
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