Luis Pulido Ritter: ensayista y libre pensador. Por: Abdiel Rodríguez Reyes
Luis Pulido Ritter es un
pensador versátil. Recientemente, ganó el Premio Nacional de Literatura Ricardo
Miró 2017 — en la sección ensayo — con Fragmentos críticos
poscoloniales. A propósito de éste ensayo, en la Feria Internacional del Libro
de este año en Panamá, señalé la importancia del ensayo en general, recordando
el ya clásico compendio de Rodrigo Miró. Además, resaltando las virtudes de
Pulido Ritter como un libre pensador en peligro de extinción. Desde finales de
la década de los noventa, se dedica a la crítica literaria, desde su tesis
doctoral Los dioses del Caribe abandonan
el museo en la Universidad Libre de Berlín a sus periódicas columnas en La Estrella de Panamá, ejerce la
solitaria crítica literaria, acompañada de reseñas y entrevistas a autores
nacionales e internacionales. A la falta de mayor crítica literaria, la
creación, el cultivo y el perfeccionamiento de nuestras letras se estancan; por
lo tanto, es necesaria la crítica a pesar de la susceptibilidad.
La
metodología de Pulido Ritter, siguiendo la Sociología de la literatura y los Estudios
culturales, pasa por visibilizar la relación entre la literatura y la cultura,
desde una lectura muy particular de Frantz Fanon; de allí lo poscolonial. Una
lectura al margen de los procesos políticos concretos. En ese sentido, se podría
encarar con una lectura decolonial más comprometida. Fanon y Aimé Cesairé en
los que se basa Pulido Ritter, participaron de los procesos políticos de su
tiempo. De hecho, desde las perspectivas decoloniales cada vez más se toma
distancia de cierta concepción post-colonial. Recientemente, Ramón Grosfoguel,
uno de los teóricos y activistas decoloniales más visibles en la esfera pública,
señaló cierta mitologización en presuponer la inexistencia del mundo colonial hoy
(colonialidad), el cual hunde sus garras en todos los ámbitos dónde le sea
posible, más allá de la presencia y administración colonial convencional.
El otro
tema fundamental para abordar la obra de Pulido Ritter, es el del librepensador.
Hay quienes dicen cultivarse en ese ámbito, pero son presa de sus prejuicios
ideológicos. Para ponerlo en términos sencillos, en el trabajo de Pulido Ritter
es evidente la independencia absoluta de su crítica; por eso, puede hacerla sin
ambages. Además, la ejerce por principio y sinceridad. El librepensador
emprende su andar con muchos compañeros de viaje, los cuales se van bajando en
cada estación, según sus intereses. El librepensador llega hasta el final, por
eso, muchas veces, en su actividad, está cómodamente solo, Jean Paúl Sartre
dijo que, si uno se siente mal solo, quiere decir que está en mala compañía. La
libertad de Pulido Ritter se materializa en superar las ataduras de políticas
criollas, provincianas e ideológicas. Tampoco tiene complejo pueblerino, es
cosmopolita. El estilo, la bibliografía, el contenido de los ensayos que nos
convidan hoy, demuestran su alto nivel cultural. El título de fragmentos tiene
que ver con el mismo contenido y su método en general. Un pensador fragmentario
— como Walter Benjamin o un Giorgio
Agamben — toma distancia de cualquier sistema. Estos pensadores sucumbieron y rehúyen
de los sistemas totalitarios (como diría Hannah Arendt) del siglo pasado. Eso
no quiere decir que no sean sistemáticos en sus estudios, sino, enfocan su crítica
en las pequeñas cosas que tienen grandes significados.
El
libro está compuesto por varios ensayos enlazados entre sí. El ensayo, con sus
virtudes, libertad y profundidad, está dividido en tres grandes partes: I- La
apertura, II- Cinco movimientos de sociología literaria y cultural, III-
Inmigrantes, viajeros y expatriados; a su vez se dividen en fragmentos
ensayísticos que se tejen finamente entre sí. Pocos libros en la literatura
nacional, nos invitan a reflexionar con la profundidad y heurística como estos Fragmentos. Ya son dos premio Miró;
primero, el de Filosofía de la Nación
Romántica. Tan desmitificador como el segundo. Nos hubiera gustado un mayor
trabajo conceptual sobre lo poscolonial en diálogo con el giro decolonial, muy
periférico en la discusión. El giro decolonial o las perspectivas decoloniales,
al menos como la entendemos con Enrique Dussel y Aníbal Quijano entre otros y
otras, implican transformaciones revolucionarias, ausentes en Pulido Ritter. Somos
conscientes de que, la crítica también presupone transformaciones necesarias. Independientemente
del diálogo crítico (en sentido de crítica de la crítica) que seguiremos con
Pulido Ritter, no puedo dejar de reconocer la virtud de estos Fragmentos para encontrar nuestro propio
camino en tiempos de indigencia intelectual.
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