Ricaurte Soler Pensador de la cuestión nacional, antiimperialista y crítico de la situación neocolonial Abdiel Rodríguez Reyes*


Ricaurte Soler puede ser caracterizado como un pensador de la cuestión nacional, antiimperialista y crítico de la situación neocolonial, comprometido con las batallas de ideas más importantes del siglo XX. Como tal, razonó mediante categorías analíticas capaces de articular un discurso crítico que explicitó los procesos políticos en curso, y abrió a debate la historia de las ideas y la sociología del conocimiento de un modo novedoso en nuestro medio. 
La obra de Soler se empezó a estudiar tempranamente. Ya en 1987, Pedro Pineda presentó su trabajo de graduación El problema de lo panameño en Ricaurte Soler: aproximación histórico – sociológico: 1954 – 1962. Miguel Montiel lo ha llamado “el principal teórico de la nacionalidad panameña en el siglo XX”,y Luis Pulido Ritter “un filósofo nacional romántico”.
Estas caracterizaciones se pueden ampliar. Soler, en efecto, no redujo la cuestión nacional a la de su país: desde allí la amplió, en cambio, hasta abarcar a la nación hispanoamericana, y a la latinoamericana. Esas conceptualizaciones fueron elaboradas históricamente, al calor de procesos políticos que caracterizaron a la región a lo largo de su vida intelectual, y siempre a la luz del ideal martiano de la unidad de nuestra América.
Desde sus obras tempranas, Soler muestra su ingenio para abordar los temas en que se interesa. Su Trabajo de Graduación Pensamiento panameño y concepción de la nacionalidad durante el siglo XIX muestra su interés por las “investigaciones históricas” y “las unidades de significación”. También exterioriza su interés por la fenomenología, que lo llevó a proponer una “Fenomenología de lo histórico” para quedar entre la esencia de lo eidético fenomenológico y la ciencia de los hechos, la Historia, para encontrar en ello la singularidad de lo panameño.    
Otro aspecto notable en la obra soleriana es su ideal antiimperialista. Sobre todo en su madurez, su análisis está imbricado por un riguroso examen de la evolución histórica de su objeto de estudio. Así, en su obra de 1982 Cuatro ensayos de Historia, estudia las etapas del pensamiento y acción antiimperialistas en Panamá. El ideal antiimperialista de Soler se expresa con claridad en la trinchera que ocupó en la batalla entre las ideas del neocolonialismo y las de la liberación nacional en curso en Panamá en las décadas de 1970 y 1980. Así, Soler ubicó al general Omar Torrijos en una posición cimera hasta 1976, cuando comienza a ceder la fortaleza de su “autonomismo” a los sectores oligárquicos, aún cuando el Tratado Torrijos – Carter de 1977 dio un nuevo aire al sentimiento patriótico de las luchas generacionales por la recuperación del Canal y el fin del enclave colonial. “En nuestras luchas antiimperialistas”, dijo, “los Tratados Torrijos – Carter constituyen un punto de llegada y de arranque […] puntos de llegada puesto que se alcanzan nuevas escalas y puntos de arranque puesto que todavía la nación es tarea agónica (en el sentido de Unamuno) y aún no ha muerto el imperialismo”. 
De igual modo, como pensador de la cuestión nacional, antiimperialista y crítico de la situación neocolonial, Soler nos ofrece ideas y perspectivas de gran valor para el análisis de la situación que resulta, hoy, de problemas como los que se derivan de las enmiendas al Tratado que permiten a Estados Unidos intervenir en Panamá cuando esté en peligro la neutralidad del Canal. Esto se materializó sin precedentes con la invasión norteamericana en 1989. A partir de la fecha entramos en una nueva etapa: el neocolonialismo, caracterizada por  Soler como la desnacionalización y la enajenación.
Al final de su libro La invasión de Estados Unidos a Panamá, Soler señaló que ese trágico acontecimiento dejó en evidencia la necesidad de que Panamá conquiste aún su autodeterminación. Y eso deberá ocurrir, nuevamente, por “vías inéditas”. Tal es el gran dilema que tenemos como país.



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