Liberalismo y conciencia nacional[*] / Ricaurte Soler (1932-1994)


           
Una constante de la realidad histórica panameña es su posición geográfica. Esa situación explica su función durante la época colonial. Dos ciudades panameñas, Panamá en el pacífico y Portobelo en el atlántico, monopolizaron todo el comercio de tránsito entre la América del Sur y la metrópoli española. El volumen de transacciones del eje Panamá-Portobelo, según investigaciones de Pierre Chaunu, superaba el de todas las ciudades puertos del mediterráneo europeo. Esta circunstancia, de extraordinaria importancia, determina para la región panameña efectos económicos inmediatos, por lo pronto el campo se convierte en fuente de producción agropecuaria dependiente de las necesidades de las dos ciudades y de la región interoceánica. En otros términos, las dos ciudades de la ruta interoceánica inician la estructuración, para el conjunto del país, de un modesto pero significativo mercado interno.  España por lo demás, así lo reconoció a través de los medios diversos, entre los cuales el más importante fue la creación de la Audiencia panameña.
            Cuando algunos teóricos de las nacionalidades hispanoamericanas analizan las circunstancias de la independencia panameña de 1903, nunca se preguntan sobre el significado histórico de nuestras realidades de la época colonial. Pero, lo que todavía es más grave, olvidan también los hechos característicos del fin de nuestro periodo colonial y las especificas circunstancias de nuestra primera independencia; es decir, de nuestra emancipación de España en 1821. Esta emancipación, precisa inmediatamente señalarlo, no guarda relación con la independencia de la Nueva Granada de España, de la misma manera que, como acabamos de verlo, la historia económica de Panamá colonial fue extraña a la historia económica neogranadina del mismo periodo.
            El periodo colonial dio un contenido humano bastante moderno a la situación geográfica en Panamá.  Gracias al comercio de las ciudades las relaciones de carácter feudal no arraigaron con profundidad en el país. El periodo colonial estimulo también, afirmábamos, la estructuración de un mercado interno que es fundamento de una especificidad política. Es precisamente en la coyuntura de la independencia de 1821 que esta realidad económica y política expresará, a través del doctrinarismo liberal, el punto de partida de la formación de la conciencia nacional. Examinemos aquella doctrina y el despertar de esta conciencia.
            El liberalismo económico y político, y las ideologías filosóficas que lo acompañan, constituyeron en la América Latina una fuerza de variable eficaz en la lucha contra la fragmentación de origen feudal. Desde este punto de vista el liberalismo se encuentra en la base del fenómeno nacional hispanoamericano, la conciencia nacional es inseparable de la conciencia liberal. La independencia de 1821 y la historia toda del siglo XIX constituyen una prueba irrefutable. La identificación de la conciencia liberal y de la conciencia nacional expresaba en Panamá las especiales condiciones de su situación geográfica y los intereses económicos y políticos que esa misma situación geográfica estimulaba.



[*] Extracto de conferencia de Ricaurte Soler en la Universidad de Estrasburgo. En Soler, Ricaurte (1972). Formas ideológicas de la nación panameña. Costa Rica: Educa. p, 113-115. 

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