Materiales para el pensamiento crítico - La ecología de saberes II / Ecología de prácticas y de concepciones




La ecología de saberes

Ecología de prácticas y de concepciones*
Boventura de Sousa Santos
“En mi trabajo distingo varias ecologías: de los saberes, de las temporalidades, de los reconocimientos, de las transescalas y de las productividades. Pero lo que quiero decir es que realmente hay posibilidades de que Bolivia pueda enseñar al mundo un poco y el mundo está mirando a este país, porque Bolivia quiso que el mundo la mirara. ¿Por qué vinimos 35 mil personas, yo estuve entre ellas, con mucho orgullo, a la Cumbre de los Pueblos sobre Cambio Climático en Tiquipaya? Para demostrar que los pueblos del norte global, en Copenhague, no querían defender a la Madre Tierra. Pero nosotros, desde el sur global, sí la podemos defender. La Declaración de Tiquipaya es una enorme responsabilidad ante el mundo y es ahí donde veo las posibilidades de compatibilidad. ¿Cómo compatibilizar? Es un gran reto, de traducción intercultural, que tiene muchos niveles.
En primer lugar debemos tener una visión integral de las políticas. No hay políticas económicas en el Estado Plurinacional, porque todas las políticas son simultáneamente económicas, sociales, ecológicas y culturales. Por eso esas políticas pueden de hecho combinarse. ¿Cómo se combinan? A través de un cálculo económico totalmente distinto que introduce los costos de largo plazo, no como una externalidad (como dicen los economistas) sino partiendo dentro de la propia lógica de un plan de inversión estratégico, de un plan para la construcción de una fábrica, de una carretera, de lo que sea. Todos estos costos van a ser incluidos de una manera más amplia.
¿Cómo se hace eso? Hay maneras. Cuando miramos por ejemplo un yacimiento de oro, debemos evaluar qué costos tenemos, qué vamos a destruir para obtener la ganancia de ese yacimiento. Podemos efectivamente articular los costos y los beneficios de una manera más amplia. Hoy existen maneras incluso técnicas de medir esto, es una racionalidad posible, es el nuevo sentido común. Si voy a hacer crecer el PIB de Bolivia y al mismo tiempo va a disminuir toda la riqueza de bosques de este país, tengo que incluir en el PIB la disminución de los bosques, todas esas pérdidas. Cuando creamos riqueza, tenemos que ver qué riquezas estamos perdiendo al mismo tiempo; y eso el liberalismo economista, el capitalismo europeo, no sabe reconocerlo.
Por ejemplo, en relación a la función social de la propiedad tenemos que entrar con otra lógica posible, viable, en sentido de que la función social no se limita a que la tierra sea productiva, sino qué tipo de productos se produce ahí, porque puede haber territorios estratégicos donde solamente ciertos alimentos deben ser cultivados y otros no. Por eso es necesario que el Estado esté presente, porque por ejemplo una tierra será considerada productiva, no por producir soya sino por producir ciertos alimentos que son necesarios, porque son muy buenos y se pueden producir muy bien en esa tierra. Es otra concepción de productividad mucho más amplia, mucho más compleja, pero que es posible, y que se puede hacer sin dejar de generar riqueza, sin dejar de organizar productividad. Pero lo fundamental es que es una productividad que incluye todos los costos, organizados alrededor de todas estas dimensiones ecológicas y de soberanía alimentaria. Esta soberanía alimentaria exige un tipo de agricultura campesina que es productiva y que no es la gran agroindustria que tiene su lugar en la economía, pero no puede monopolizar ni negar las otras agriculturas de este país. Bolivia se organiza pluralmente con cuatro formas de organización económica: comunitaria, estatal, privada y social-cooperativa. La riqueza de la economía plural es que todas estas formas de organización económica y de propiedad estén protegidas. Si solamente una está protegida y las otras no, vamos a terminar en la monocultura, el colonialismo y la dualidad.
Algunos ejemplos muy sencillos. Ustedes saben el valor nutricional de la quinua. Supongamos que el Estado va a subsidiar para que los niños en las escuelas tengan quinua en el desayuno, lo cual es muy bueno porque tiene un valor nutricional muy fuerte. Claro que un cálculo económico nos dirá de inmediato que es demasiado caro comparado con otras comidas que se puede dar a los niños. Pero la valoración cambia si vemos el valor nutricional de largo plazo de la quinua para los niños, pues además por el hecho de estar tomando un alimento están siguiendo su cultura. Este es el concepto que estoy proponiendo: la economía es cultura. No estoy inventando nada. Esa es la idea que viene de lo ancestral. Es un valor económico, pero también es cultura. El hermano presidente Evo Morales ha dicho que cero de coca es lo mismo que cero de quechuas, es lo mismo que cero de aymaras. La coca es economía y cultura ancestral. Entonces si aplicamos este criterio a la quinua, a otros productos (no solamente a la coca), podemos avanzar hacia esa ecología de saberes que puede traer otra visión de país”
*De Sousa Santos, Boaventura 2012 De las dualidades a las ecologías (Bolivia: REMTE) P, 24, 25,26

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