El Papa Francisco en el Siglo XXI
La renuncia de Benedicto XVI puso en el
ojo de la tormenta a la iglesia católica, y la designación de un nuevo papa
Latinoamericano puso en la mira a la región, que junto a su visita a Brasil en
las jornadas de la juventud (22-29/7/2013), confirmó que este subcontinente juega
un papel trascendental en la composición del sistema – mundo contemporáneo, en
especial teniendo a Brasil en los BRICS como contrapeso real a E.E.U.U. y
occidente.
Por lo cual no es de extrañar que una
lectura desde la Doctrina Social de la Iglesia, sea una de las tareas del Papa
Francisco en nuestro siglo XXI, pues las contradicciones del sistema
capitalista en todas sus formas de expresión ponen de manifiesto la gran
desigualdad social que atenta contra la dignidad humana. Según el Compendio de la Doctrina Social
de la Iglesia: “La locución doctrina social se remonta a Pío X y se designa
el corpus doctrinal relativo a temas de relevancia social que, a partir de la
encíclica Rerum novarum de León XIII, se ha desarrollado en la iglesia a través
del magisterio de los Romanos Pontífices y de los Obispos en comunión con
ellos.”
A partir de León XIII, la Doctrina Social
forma parte del hacer de la iglesia. Que algunos padres le han rehuido y otros
no tanto, se comprende a partir de las particularidades de cada unidad
histórica. En la nuestra, por ejemplo, cada día cobran más relevancia las
reivindicaciones sociales y, es necesario tener en cuenta esta doctrina como
herramienta de reflexión y praxis transformadora que la iglesia debe integrar a
su discurso.
La gran pregunta seria ¿Con el papa
Francisco se están dando cambios significativos? Sería muy apresurado dar una
respuesta. Teniendo en cuenta que aún no hay ninguna encíclica. Pero tampoco se
puede ignorar algunas posiciones de él, en torno a problemas y conflictos de
suma relevancia, tanto teológica como geopolíticamente, que abren caminos a
viejas discusiones aún pendientes.
En cuanto al conflicto en Siria, por
ejemplo, el papa envió una carta al hombre más poderoso del mundo, Vladimir
Putin (según el ranking 2013 de la revista Forbes) y al G-20 en San Petersburgo
(5-6/9/2013) pidiendo la no intervención a ese país. Esto, junto a la posición
de Rusia y China – también BRICS -, contribuyó a dejar a Estados Unidos sin
posibilidades de bombardear Siria, y todo quedó mediado por la ONU y una
posible solución pacifica, que sin duda estará plagada de dificultades,
teniendo en cuenta la histórica pugna sunita y chiita. Todo esto pone en el
mapa un nuevo puente de reflexión entre la iglesia y la sociedad ante los
nuevos problemas geopolíticos.
Por otra parte, el papa en una manera de
integrar en sus discursos todas las partes posibles, ha llamado a aquellos que
no siguen los cánones de la iglesia católica, “cristianos que
viven en situaciones irregulares”. Con esto también se abre un abanico de
discusiones sobre temas poco o mal considerados en el discurso cristiano, como
la homosexualidad, el matrimonio gay, el divorcio y, por otra parte la
participación de la mujer, y la exclusión social. Aunque no está muy claro aún
cuales son los términos de esta discusión, ya es un paso adelante, considerar
todo esto, que quedó fuera del discurso conservador de la iglesia.
Apuntar a abrir nuevos caminos de
reflexión viene a ser parte de la urgencia global de pensar el mundo en nuestro
siglo XXI y, comprender que los procesos de transformación en curso no se
detendrán por las posiciones conservadoras de algunas instituciones que aún no
han despertado al llamado de los cambios necesarios para adaptarse a las
necesidades de este siglo y, apuntar en dirección correcta. El cúmulo de contradicciones muestra una
urgente necesidad de pensar y re-pensar la función de todas las instituciones
de la sociedad en los procesos de transformación en curso. Abrirse a los nuevos
cambios es una tarea pendiente para las instituciones, y las que se cierran a
estos, perecerán en el tiempo.
Abdiel Rodríguez Reyes
Profesor e investigador de filosofía
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