GROSFOGUEL Y LAS PERSPECTIVAS DECOLONIALES. Por: Abdiel Rodríguez Reyes
Ramón Grosfoguel es un sociólogo y activista
decolonial puertorriqueño residente en Estados Unidos. Es profesor en el
Departamento de Estudios Étnicos de la Universidad de Berkeley. Organizó algunas de las reuniones fundacionales de lo que hoy se conoce como “giro
decolonial”. En el 2007 apareció un libro con ese título editado por él y
Santiago Castro-Gómez, allí señalaban el trabajo pionero de Nelson
Maldonado-Torres con respecto a ese concepto. Las intervenciones decoloniales
en el ámbito universitario son recientes.
Sin
embargo, estas perspectivas datan del momento en que Cristóbal Colon puso sus
pies en Abya Yala y se dieron las primeras resistencias. Se le endilga ser
una moda, pero cuanto nos remitimos a quinientos años de experiencias vemos lo
contrario. Tampoco es una escuela de pensamiento. Y, es muy problemático hablar
de la existencia de un “grupo” modernidad/colonialidad. Es notorio desde el
inicio su heterogeneidad.
Es
necesario descentrar esa ida de escuela, grupo, a lo sumo es una red heterogénea
que tenía como preocupación la imbricación modernidad/colonialidad, como dos
caras de una misma moneda: el proyecto civilizatorio universal de Occidente. La
decolonialidad en cambio, es un proyecto de diversidades epistémicas, de diversidades
de movimientos, de diversidades de escuelas, su horizonte es el pluriverso. No
se trata de una demarcación de lo que es o no decolonial, sino plantear algunos
elementos de distinción necesaria para la crítica.
Ante
el universalocentrismo, la decolonialidad se plantea el pluriverso. Como dirían
los compañeros zapatistas: “un mundo donde quepan muchos mundos”. Estos
planteamientos son para encarar el proyecto civilizatorio universal de la
modernidad capitalista, encubridor de lo distinto. Lo universal viene de uno y
así engarza con el discurso de la totalidad.
Que
tienen en común quienes intervienen desde las perspectivas decoloniales y cómo
se distinguen de los poscoloniales. Esto es fundamental tenerlo claro. De lo
contrario se chochan los trenes. Para los poscoloniales como Gayatri Spivak o Homi
Bhabha el colonialismo se remonta al siglo XVIII; en cambios para las
intervenciones decoloniales empieza en 1492. La matriz colonial entonces tiene
una diferencia de doscientos años. Tener un punto de partida histórico distinto
obliga a tener una perspectiva diferente.
La influencia de ambos en el caso de los poscoloniales con los
franceses, y de una rica tradición marxista heterodoxa en los decoloniales,
hace de su compromiso político un parte agua, donde es evidente el
reaccionarismo con honrosas excepciones de los primeros y el acompañamiento de
procesos políticos, tanto de gobiernos como de movimientos sociales de los
segundos.
En las
periodizaciones de estas propuestas hay una diferencia de más de doscientos
años. Si la colonialidad es un patrón mundial impuesto a nivel mundial y tiene
su origen en la destrucción y colonización de Abya Yala, entonces ¿qué
pasó durante esos doscientos años? Teniendo en cuenta la heterogeneidad
estructural del proyecto civilizatorio universal de la modernidad capitalista. Eso,
por un lado; y por el otro, aletargar o no tomar en cuenta la centralidad de
1492 y hablar de que vivimos en un mundo poscolonial sería un traspié cuando
empíricamente las garras de la colonialidad siguen incrustadas en los cuerpos
de las gentes del Sur global e incluso internamente en el mismo Norte global.
A lo
interno del mundo imperial surgieron críticas para usar la metáfora: dentro de
las murallas. Es decir, se cuestionaban qué pasaba dentro de las murallas, pero
no sobre cómo destruirlas. Por ejemplo, a lo interno de los imperios se alzaron
voces en contra el viejo régimen, pero solo para repartirse entre ellos mismos
las riquezas de Abya Yala, no para encarar las abismales desigualdades y
la jerarquía racial/étnica como columna vertebral del nuevo mundo. Alzaban la
voz para lograr autonomía, pero manteniendo intactas las estructuras de la
colonialidad. Al día después de las independencias se siguieron reproduciendo. Dentro
de las murallas se reproducía la totalidad de los dominadores, mientras que
fuera de ellas emergía la exterioridad de la resistencia.
Esa
fue la crítica constante a lo interno de los imperios, por el reparto de las
riquezas robadas. Esa crítica muchos la tomaron como emancipatoria por criticar
al viejo régimen, aunque aún se actuaba en nombre de el. No se cuestionan el
saqueo a Abya Yala, ni las vejaciones a mujeres, indígenas y negros. Su exigencia
estaba dentro de las murallas de la colonialidad. Todo pensamiento crítico que
no evidencia esta contradicción la reproduce.
La
decolonialidad entonces tiene una impronta teórica y política importante en la
escena mundial. Denunciaba que todo genocidio y ecologicidio suponía un
epistemicidio, es decir la muerte del conocimiento distinto al de la modernidad
capitalista. Las intervenciones decoloniales van encaminadas a la
transformación. Pasa por tenernos como fundamental a nosotros mismos, nuestras
experiencias históricas de quinientos años de resistencia. Nos queda reafirmar
la vida a partir de la pluralidad desde la exterioridad encubierta y no desde
la unidad de la totalidad impuesta por el proyecto civilizatorio universal de
la modernidad capitalista.
Todo esto tratado aquí es una muy
apretada síntesis de los nodos problemáticos planteados por Grosfoguel entre otros y otras, quizá
no le hace justicia a toda su propuesta, pero si al menos nos funciona como
punto de partida.
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