Ideas para la Universidad en sus 82 años. Por: Abdiel Rodríguez Reyes


La semana pasada, la Coordinación de Extensión, Cultura y Educación Continua de la Facultad de Humanidades me invitó a participar en Conversaciones con la Universidad, que dirige el doctor Luis Pulido Ritter. El tema de la convocatoria fue: “La Universidad que soñamos” y la dinámica consistía en una serie de preguntas en torno a esa temática en donde colegas jóvenes opinábamos. Lo primero que señale fue que el tema no me convencía del todo, dado que, me parecía un tanto ilusorio. Considero más interesante pensar en términos de planificación y factibilidad.
En estas conmemoraciones hay que ser realistas. Y, la Universidad — cuando digo Universidad, me estoy refiriendo a la Universidad de Panamá —, necesita eso y, lo único que nos puede guiar en esa dirección es la planificación a partir de presupuestos factibles. La Universidad necesita re-plantearse de cara a los desafíos de nuestro tiempo, para ello, es necesario una revolución, no gatopardismos, ni reformismos; la Universidad requiere una revolución en donde participe toda la comunidad (estudiantes, docentes y administrativos/as). Pero claro, ésta comunidad debe tomar conciencia de sus limitaciones, retos y desafíos concretos e inmediatos. Es muy difícil hacer una revolución con una misma comunidad y los gobiernos (universitarios en este caso) de transición siempre encuentran dificultades mayores a las habituales. Diríamos que éste es el escenario político.
Las ideas que esboce en Conversaciones, son hartas conocidas y habituales en cualquier Universidad seria del mundo. Es el tema de las publicaciones en revistas indexadas e incluso en al menos publicaciones catalogadas y, el otro es el de la movilidad internacional para participar como conferencistas. Ambas cuestiones nos pondrían en una mejor condición para subir en los rankings, porque le daría mayor presencia e impacto, tanto nacional como mundial. No podemos seguir patrocinando publicaciones en gris y haciendo malabares para representar a la Universidad en compromisos internacionales. Las comparaciones son tediosas, pero en la academia no puede ser de otra manera. Las universidades de prestigio internacional tienen muy claro sus políticas de publicación y movilidad. Ambas cuestiones se tienen que planificar a largo, mediano y corto plazo en términos factibles.
No hay que inventar el agua tibia, solo hay que emular y ajustar a nuestras necesidades e intereses, sistemas de investigación como el Concejo Nacional de Ciencia y Tecnología de México o el Consejo Superior de Investigación Científica de España por citar algunos ejemplos. La Universidad puede empezar a reunirse con la Secretaria Nacional de Ciencia y Tecnología para establecer cuáles son nuestras necesidades e intereses; e incentivar materialmente a quienes cumplan con esos estándares que, por supuesto, se tienen que ajustar a los internacionales; también hacer una Red de Revistas Nacionales que se integre a las mundiales y así establecer los criterios de indexación y catalogación para tener una valoración objetiva de la producción de conocimiento científico. Así estaríamos haciendo Universidad en estos 82 años. 

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