Constitución y coyuntura política. Por: Abdiel Rodríguez Reyes
El
panorama político en Panamá no es para nada alentador, hay un deterioro de la
clase política que se manifiesta en los tres Órganos del Estado. Parece que se
está agotando una forma de organización política que se instauró después de la
Invasión y su eje rector es la democracia representativa. El Índice sobre la Democracia 2015 de la unidad de inteligencia del
semanario londinense The
Economist coloca a Panamá
en el número 45 de 167 países, con un 6.11 de 10 en participación política. Según Perspectivas desde el Barómetro
de las Américas: 2014 (#109), la
tolerancia política disminuye en Panamá, en el 2004 había un 64.92 y en el 2014
un 39.2.
En
esta coyuntura política está sobre la mesa nuevamente el tema de la
Constitución, con variopintos adjetivos “originaria” y “autoconvocada”. Lo
cierto es que las cosas son como son y no como uno quiere que sean. Los dos
adjetivos antes señalados solo son posibles en una masiva participación
ciudadana o en revolución, cuestiones que en Panamá ahora mismo no hay. Si esto
cambiara entonces se podría hablar de tal cosa, no antes.
Lo
cierto, es que una vía para plantearse una nueva Constitución es a través de la
Constituyente Paralela. Resalto lo de nueva porque hay que hacerle honor a la
sinceridad, y la Constitución no aguanta una reforma más. Necesitamos una nueva Constitución, pero participativa y
democrática. En estas circunstancias viendo los niveles de participación
ciudadana, estratégicamente no es favorable en la coyuntura política estar
invocando a un pueblo y a una ciudadanía que aún no despierta de los cantos de
la sirena.
El
mecanismo de la Constituyente Paralela le dará espacio a los sectores
organizados, y no a los que no lo están. Resulta ser que el pueblo y la
ciudadanía son los menos organizados. Los que hoy están organizados son las
elites empresariales en diferentes espacios de la sociedad civil y en el
sistema de partidos a lo largo de todo el país. Es decir, el control de un
proceso constituyente quedaría timoneado solo por este sector.
La
Constitución es la base política de un Estado. El artículo 2 de nuestra
Constitución señala “el Poder Público solo emana del pueblo”. El problema es
que este está tomando la siesta. Y, si queremos una Constitución participativa
y democrática, esta tiene que emerger desde abajo, desde la mayoría. No solo de
un sector.
Para
que eso ocurra, lo importante es la organización del pueblo y la ciudadanía. Si
queremos una Constitución participativa y democrática entonces primero hay que
organizarse. No hay que poner la carreta delante de los bueyes.
@AbdielFilo
1-Para mí, la Constitución está bien como está. Si la aplicas en su texto y espiritu, tendrías una realidad diferente. 2- y quién garantiza que cambiando la constitución vas a cambiar la sociedad?
ResponderEliminarSaludos, Joao